lunes, 4 de agosto de 2014

HOY ME HE DADO CUENTA

Hoy me he dado cuenta, mientras conducía de vuelta a casa, de que en los últimos 5 años he hecho un cuarto de millón de kilómetros con el coche. De que normalmente los he hecho solo. De que eso da para pensar mucho, y para escuchar mucho la radio, a veces música, a veces tertulias, a veces noticias. De que normalmente he sintonizado programas que me gustan, o con los que me identifico, aunque en alguna ocasión, ¡oh!, he escuchado a Jiménez Losantos. De que me he llevado algún susto, aunque sin demasiada importancia. Y de que tengo las vértebras L5-S1 de una persona mayor. Pero, y esto es a lo que voy, he tenido la oportunidad de comprobar cosas que antes sólo intuía. Por ejemplo, que entre La Ossa de Montiel y Socuéllamos no hay un foso con cocodrilos (aunque resulte incomprensible que Villarrobledo y Socuéllamos no estén todavía unidos de un modo razonable), ni una valla electrificada entre Munera y Tomelloso. Y que si tú pasas Lezuza en dirección a Hellín, a la derecha te queda la Sierra de Alcaraz y que se ven picos nevados. Y que se puede ir de Sigüenza a Cuenca sin pasar por la capital de España, o de que en el trayecto entre Almansa y Tobarra no cayó un meteorito como el campo del Atlético de Madrid. La gente, antes de que hubiera carreteras, cogía su burro o su caballo y percibía la continuidad del espacio. Y eso a mí me mola, porque las autopistas o el AVE mejoran la economía de los puntos que conectan, pero conducen al olvido a los territorios que marginan

jueves, 31 de julio de 2014

JOYCEANDO

A veces, pero solo a veces y por poco tiempo, siento que ha desaparecido el mundo al que pertenezco. Un mundo en el que mi abuela Concha cose en su máquina Singer y el Lolo remueve el chispe en la estufa. Un mundo en el que mi padre sube de cuatro en cuatro las escaleras de casa al volver del Instituto y la Mariana reniega porque se ha hecho vieja. Ese mundo de tiempo dilatado que está en nuestro pasado y que a veces, solo a veces y por un rato, siento que es mi mundo, y que en algún lugar, al volver una esquina o  al hundir los dedos en una cortina se me aparecerá  de nuevo, y será un feliz reencuentro para mí y para ellos, y me sumergiré en él de nuevo, como nunca debió dejar de haber sido. Y subiré en el coche que conduce mi padre porque es domingo por la tarde y hay que ver el fútbol en el Lorenzo. Y sortearemos a mi abuela y a la tía Lola que a duras penas pasean del brazo mientras se cuentan cosas en su idioma. Y sólo brevemente regresaré al colegio con don Rafael, que nos prometió terminar nuestra primera clase de inglés en sexto sabiendo decir yo soy un chico, I am a boy - allá me voy, para recordar -. Y en el recreo saltaré los muretes redondeados que franqueaban el pasillo lateral y descubierto del colegio, y veré a don Ángel, que me tenía bien enchufado. Y al volver a  casa veré a la Alfonsa y la Encarna o a Ángel charlando en la calle y golpearé los llamadores dorados de mi casa que parecían pendientes gigantes. Ese mundo, del que estoy desterrado, que sigue aconteciendo en algún sitio, de modo natural, siendo posible el azar, la suerte o el infortunio, como en éste, sin la viscosidad de la nostalgia, y que está quizás tras una esquina o una cortina. Pero eso es sólo a veces y por poco tiempo

sábado, 12 de julio de 2014

GENTE CORRIENTE

Sigo a Roberto Saviano. Ese escritor condenado a muerte por escribir sobre la mafia. Le sigo también en las redes sociales. Por él me entero  (¡qué escaso eco ha tenido en la prensa española!) de que la policía ha capturado e intervenido una conversación del propietario de la pizzería madrileña "Bella Napoli” Ciro Rovaino, poderoso hombre de la Camorra.
En esa conversación el capo da cuenta del interés de Luis Bárcenas en montar, junto a él, un restaurante en Eurovegas, y le atribuye las siguientes palabras: “mafia e política sono la stessa cosa”. Mafia y política son la misma cosa.
Hace unas semanas terminé “Cero, cero, cero”, de Roberto Saviano. Una investigación periodística acerca de la cocaína. De cómo rige, a su juicio, los destinos del mundo. El libro convierte la realidad de unos hechos noticiables en un apasionante y veraz relato.
Acostumbro a subrayar los libros que leo, quizás porque tengo la titánica aspiración de no olvidarlos y parece tarea más sencilla recordarlos sólo en parte, aquélla parte que por alguna razón, despierta mi interés. Me doy cuenta, así, de cómo, muchas veces, lo que me interesaba hace veinte años estaría ahora condenado a ser un renglón raso. Pero esta lectura es muy reciente y no se me ha desactualizado todavía.
El respeto lo conquista quien puede daros algo, lo pierde el que es inútil. ¿Acaso no sois respetados por quien quiere algo de vosotros? ¿Por quien os tiene miedo? ¿Y cuando no podéis dar nada? ¿Cuando ya no tenéis nada? ¿Cuando ya no servís? Se os considera basura. Cuando no podéis dar nada, no sois nada.
Saviano nos cuenta el parlamento de un viejo capo italiano (un hombre de honor) reunido en Nueva York delante de un consejo de chicanos, italianos, italoamericanos, albaneses y excombatientes kaibiles, todos gente afiliada con distintos grados a organizaciones criminales.
Si uno de vosotros se convierte en mi hermano y yo lo elijo en la Organización como mi igual, el destino es indudable, intentará joderme. Don´t think a friend will be forever a friend.
De este discurso he subrayado casi todo. Las organizaciones se fosilizan. Terminan siendo sólo reglas, procedimientos. Seguramente ese hombre de honor habría nacido en algún pueblo del sur de Italia, seguramente fue pobre y tuvo que trabajar con las manos. Ahora viste trajes milaneses y se ha injertado pelo. Sólo manda de verdad quien tiene reglas.
Esas reglas transcienden a las personas. Transcienden el pasado. Transcienden la conciencia.  Las personas molestan. El pasado molesta. La conciencia molesta como una mosca torpe. Todo molesta cuando se anhela poder. Se equivocan quienes piensan que se quiere dinero o estatus. Quieren poder. Dominar la voluntad de los otros.
Los periodistas empiezan con ganas de cambiar el mundo y terminan con ganas de llegar a ser directores. Es más fácil condicionarlos que corromperlos. La Onorata Societá sabe que todo hombre es débil, vicioso, vanidoso.
La codicia parasita la ideología. Sólo se aprecia el talento del que adula. La Organización te defiende. Los otros son cada vez más pequeños y más miserables, más dúctiles, más pusilánimes. Hay que acabar con ellos. Quien intente ponerse en contra de la organización no tiene esperanza de vida.
Si quieres ganar hay maneras de hacerlo, si quieres matar hay motivos y métodos, si quieres abrirte paso puedes, pero tienes que ganarte el respeto, la confianza y  hacerte indispensable. Me suena esta música. Un pobre infeliz se arrastra para estar cómodo.
Un pobre infeliz es capaz de todo por estar cómodo. Es un eslabón más de una cadena de una maquinaria que se mueve en un plano distinto al de la gente corriente.Las chorradas dejémoselas a los idiotas.
¿Valdría este mismo relato para una organización política?¿Son así de cínicas y groseras? Que cada uno saque sus conclusiones. Yo les pediría, parafraseando al grupo británico Pulp, que, si a estas alturas son capaces, y aunque resulte idiota, vivieran como gente corriente. Así, quizás, no nos asaltaría la duda.

domingo, 6 de abril de 2014

EL PENSAMIENTO DE PACO.

Francisco Segovia Solana –Paco Segovia– nació en la C/ Propietarios nº 1 en Villarrobledo el día 8 de diciembre de 1943 según cuenta su madre en una vieja libreta. Paco fue el segundo hijo además de dos hermanas. Al poco tiempo de nacer la familia se trasladó a la C/ Claudio donde viviría prácticamente toda su infancia. Durante este periodo asistió a la escuela primaria. A la edad de 13 ó 14 años ingresó en el Seminario de Hellín. En 1956 la familia cambió de domicilio, trasladándose a la C/ San Cristobal nº 7, en las “Casas Baratas”, en esta nueva dirección Paco tendría la domiciliación familiar y sólo visitaría en vacaciones. La etapa de seminarista finalizaría en 1962-63 junto con los estudios de bachillerato, en este momento regresa a Villarrobledo por un periodo corto de tiempo, para volver a marcharse, en esta ocasión a Madrid a estudiar. 
La estancia en Madrid no fue un periodo fácil, porque para poder completar los estudios de Filosofía y Letras debió compaginarlos con distintos trabajos. Durante la década de 1960, Paco, además de estudiar y trabajar, su experiencia vital en Madrid le forjaría intelectual y políticamente. Lejos quedará la formación religiosa, que sin renunciar a ella, sí supondrá una evolución existencial. Los progresivos cambios que se fueron produciendo durante los años sesenta, por lo que de transición supuso esta década. Paco se imbuirá de las nuevas ideas laicas, formará parte de grupos de renovación social y política que surgieron durante estos años, participará en los distintos actos a favor de la libertad, la amnistía y la democratización política y social. Paco no estuvo en la primera línea, pero colaboró activamente en el cambio social y cultural que se fraguó y que tanta importancia tuvo para la década siguiente.
Cambios que se constatarían tras su regreso definitivo a Villarrobledo, en 1.975, en un Paco Segovia profesor y político. En el profesor, porque trajo al Instituto Virrey Morcillo, al que llegó aquel año como profesor interino, las nuevas aportaciones pedagógicas: la enseñanza como actitud ante la vida; y, en lo político, porque sus aportaciones irían orientadas a introducir los nuevos valores democráticos, de acuerdo a los nuevos tiempos y las circunstancias propias de los años setenta, sin que ello supusiese una ruptura con la tradición política socialista a la que pertenecía.
Los “mimbres” de los que se valía Paco para la construcción de su discurso didáctico, poético y político no son fáciles de sintetizar dada su vasta formación cultural. A a pesar de ello podemos encontrar unas constantes que nos remiten a un universo simbólico amplio y diverso. El profundo conocimiento de la cultura clásica, la renovada lectura de los pensadores y escritores contemporáneos nos muestra un mar de matizaciones intelectuales que se reflejan en los distintos escritos y discursos pronunciados en su dilatada carrera política. Si alguna constante podemos encontrar en el discurso de Paco y que, además, fuese común a toda su producción intelectual y política esta sería su visión existencialista, en términos antropológico y filosófico del término. Existencialismo que adquiere sus referencias más importantes en las condiciones de vida que el ser humano vive y las formas de superación que produce. Es en esta relación causa efecto en la que se plasmará dicho existencialismo.
Podría decirse que Paco entendía la Vida como un camino, en contraposición a quienes la entienden como el movimiento dentro de los límites de lo establecido. De aquí que el camino se manifestase en él como una actitud vital hacia el Progreso. Siempre con la Memoria como experiencia acumulada para orientar el camino hacia lo desconocido. Bien entendido el Progreso, según se desprende de sus discursos, como la valoración integrada de proyectos, el valor de progreso en una comunidad se obtendrá, por tanto, de la capacidad de alcanzar consensos para hacer compatibles los distintos proyectos vitales, esto es, que nadie se sienta desplazado en la comunidad que vive. El Progreso será reconocible, por tanto, por la capacidad desplegada por su sociedad para facilitar la convivencia de las distintas sensibilidades. De aquí la importancia que le otorgará Paco a los valores como la amistad, el trato próximo con los Otros, la búsqueda de la felicidad, etcétera, los cuales jugarán un papel fundamental en la actitud de su comportamiento como profesor y como político con responsabilidad de gobierno.
Paco Segovia fue un político de abajo, del pueblo, que siempre emprendió su acción política a partir de Villarrobledo, nunca renegó de su pueblo. Contribuyó a la refundación del Partido Socialista Obrero Español en Villarrobledo y en la provincia. Ocupó cargos de elección y de designación: fue Concejal del Ayuntamiento de Villarrobledo en 1979, diputado provincial y portavoz del Grupo Socialista en la primera Corporación de la Diputación de Albacete, institución de la que fue Presidente entre 1999 y 2001, Diputado a las Cortes durante dos legislaturas, Delegado de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha; pero si por algo se le recordará a Paco será por ser Alcalde de Villarrobledo.
Fue el acalde del pueblo, atendió y escuchó a todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas, asociaciones, barrios, centros educativos y, en definitiva, todo aquél que quisiese hacer algo por Villarrobledo o necesitase ser escuchado. Contribuyó a que Villarrobledo no fuese uno más de los municipios de Castilla-La Mancha, sino que consiguió trabajar para que fuese una población con futuro a la altura de las más prósperas de la región. La política, como Paco decía, “actividad noble, si noble es quien la empeña”, la entendió como una herramienta para hacer camino y progreso para el Pueblo; sin embargo la política también tiene otra cara, la que se ejerce desde el interés del poder, se trata de la política de “los interesados, de la gabela y de los sumisos que no de los leales” que le llevaron a abandonarla, y quizás a la decepción.
El ejercicio del gobierno lo fundamentó en el impulso de aquellas áreas políticas que más podían contribuir a alcanzar mayores cuotas de libertad, igualdad y solidaridad. Así podemos destacar las siguientes: la Sanidad será un pilar fundamental en su acción política, de aquí por ejemplo se pueden citar su labor en favor de la creación del Centro de Atención a la Salud (CAS) en la Diputación de Albacete cuando fue Diputado responsable de Sanidad en la Corporación Provincial de 1979-83, también, cómo no, las distintas gestiones para conseguir que Villarrobledo dispusiese de los mejores servicios sanitarios que en cada momento se podían implantar, sin perder de vista que Villarrobledo desde siempre ha precisado un Hospital. La Cultura, entendida como un recurso que contribuyera a la democratización del pueblo, de aquí el apoyo al Cultural Albacete y a la Universidad Popular; la Educación porque favorecería la movilidad, pues a través de ella cualquier persona podrá prosperar según sus aspiraciones y no por la condición familiar; y la solidaridad mediante los Servicios Sociales pues nadie debía quedar abandonado a su suerte cuando las condiciones económicas no fuesen benévolas. 
Todo ello, teniendo en cuenta que desde la condición de Alcalde por sí sólo no se podía conseguir, Paco disponía de una habilidad muy singular para trabajar con los representantes de las demás administraciones, en el sentido de saber convencer de la necesidades que tenía su pueblo y los recursos que se precisaban para que Villarrobledo no quedase descolgado del progreso general; ello incluso cuando el PSOE estaba en la oposición.
Desde que abandonó el ejercicio activo de la política, Paco pudo dedicar tiempo a algo que era para él más que una afición, tal vez un vehículo del tiempo: escribir. Los recuerdos, la soledad, el amor, la muerte y un personaje, Don Quijote, fueron continuas referencias en sus escritos, como puede comprobarse en su único libro publicado, un conjunto de poemas bajo el título “Dialogismo”. 
En definitiva Francisco Segovia Solana, conocido por sus conciudadanos, vecinos, su pueblo, como Paco Segovia fue una persona que se esforzó mucho por su formación, disciplinado para no actuar por impulsos e intuitivamente, libre porque ejerció la crítica y porque no vivió ni necesitaba la sumisión para llevar a delante su proyecto vital. Paco fue un político porque creía firmemente en la condición humana y la libertad del ciudadano, que hizo por su pueblo todo lo que estuvo en su mano, que actuó porque disponía de criterio para valorar qué hacer y cómo proceder; porque la condición de Alcalde la ejerció para todos sus ciudadanos, los que le votaban y los que no; practicó el sano ejercicio de escuchar y buscar mecanismos que facilitasen el consenso sin hacer dejación de su responsabilidad como Alcalde. Paco Segovia fue un hombre íntegro, comprometido y bueno en el sentido machadiano de la palabra.

ANTONIO SANTOS SEGOVIA




domingo, 30 de marzo de 2014

RECUERDOS

El miércoles el Alcalde me llamó y me anunció que iba a elevar al Pleno una propuesta para que la Avenida del Oeste pase a ser la Avenida Alcalde Francisco Segovia. Lo agradecí sinceramente. Consideré que era un reconocimiento merecido. Y sigo creyéndolo. Y pienso que no habrá problemas para que la propuesta sea apoyada de modo unánime.

He pensado mucho en estos días sobre ello. Este tipo de recuerdos, tan perdurables, recuerdos que nos sobrevivirán a nosotros y a nuestros hijos y no sabemos a cuántas generaciones más hacen que quienes los otorgan se conviertan por momentos en pequeños dioses que extienden su mandato hacia la posteridad.
 
Una posteridad en la que de algún modo se instalará el nombre de mi padre. Su nombre, que no él. Un nombre que permitirá a quien no lo conoció clasificarlo, etiquetarlo, idealizarlo. Los que lo conocimos no podremos dejar de sentir perplejidad porque casi siempre las hazañas de quienes han merecido reconocimiento han sucedido lejos de nosotros.

Y me doy cuenta, dramáticamente, de que esta visión lejana, la de una inscripción en una calle, será la de mis hijas. Quizás Sol, que tenía seis años cuando murió su abuelo, pueda tener algún recuerdo propio. Y quizás, también, por eso,  cuando vislumbre a su abuelo en esa mezcla de realidad y sueño con que nos aparecen las cosas que nos pasaron en la primera infancia, sabrá que su abuelo fue, pese a todo, un hombre que, por mucha inscripción que tenga, fue falible, porque de cuando en cuando se equivocaba, fue extraordinariamente crédulo y confiado, como los niños, poco dotado para esa divina cosa que es el humor, y muy dotado, tristemente, para desprenderse con preocupante liberalidad de sus propios éxitos, como si no le hubiera costado nada conseguirlos.

Será responsabilidad mía que sepan que su abuelo fue cariñoso, protector, humilde, soñador – a veces en exceso - y vitalista. Que cuando murió su patrimonio más elocuente era su cultura, y desde luego no el dinero ni las propiedades, como es obvio. Que hizo acopio de esa cultura en el primer tercio de su vida. Que no estaría mal que ellas lo vieran en esto como ejemplo.

Quiero que mis hijas sepan que si en nuestra casa se cuida la manera de escribir o de hablar es también, en gran medida gracias a él. Y esto, que puede parece una tontería, es la base del pensar y del actuar.
 
Deben saber que si nos preocupa nuestra reputación o lo que digan de nosotros es porque a él le preocupaba. Que es por él si no nos precipitamos en los juicios. Que si no nos interesa en absoluto lo que se cuece en las casas de los demás de puertas para adentro es por él. Que si les sale una vena sobria y aseada, poco dada a la gula y aficionada al justo término, probablemente sea por él.

Y quiero que sepan, cuando vean su nombre en la calle, que si somos empáticos, que si  solemos dar las gracias, que si respetamos al otro y no vamos por ahí escupiendo palabras que humillen a los demás es, en buena medida, gracias a él.

Pero ellas ya se irán dando cuenta.

domingo, 16 de marzo de 2014

EL PROFE DE LENGUA QUE ERA ALCALDE DE VILLARROBLEDO

Jóvenes ex alumnos del profesor de Lengua

El ‘profe’ de Lengua que era alcalde de Villarrobledo

Mario de la Ossa y Jesús Bonillo | Homenaje de Juventudes Socialistas de Villarrobledo
29 de noviembre de 2013

Pocos son los recuerdos que tengo de Paco como alcalde pero, sin embargo, muchos son los que me abordan de su etapa como profesor. Tuve la suerte de ser alumno suyo tras su etapa en la alcaldía de Villarrobledo. Impartió la asignatura de Lengua Castellana y Literatura. Hace al menos 8 o 9 años de aquel curso de Lengua que compartimos con Paco (4º de ESO) y, sin duda, es de los que más recordamos. La calidad de un profesor muchas veces puede medirse en eso, en cuantos recuerdos guardas de él pasados los años. De Paco son muchos. Grandes lecciones e inolvidables anécdotas.

De Paco, como profesor, puedo decir que era un tipo duro, de los de antes, que exigía sabiendo lo que podía exigir y buscaba ayudar a sus alumnos con explicaciones claras, amenas y efectivas. Un tipo duro pero cercano. No dudaba en acompañar sus clases de aquellos socorridos chascarrillos que tanto le gustaban. ¡Qué impresionable es una clase de chavales de la ESO cuando tu profesor es “el señor alcalde”! Todos lo sabíamos y por ello le teníamos en más estima, sin duda, pero más respeto también.

Cercano, claro y campechano. Una vez nos contó algo sobre un amigo “un hombre de negocios”,  dijo él de Madrid, que era muy serio, pero que le gustaba mucho el Viña Rock y de cómo, éste, se quitaba la corbata y el traje y se ponía la peluca y las pulseras de pinchos para irse de conciertos en Villarrobledo. Nos dijo que estaba tentado de hacerlo junto a él alguna vez. Nunca supimos si llegó a hacerlo.

La labor que más recuerdo de él, como profesor de Lengua Castellana, era el hincapié que hacía en los valores de defensa del castellano. Le gustaba que sus alumnos conocieran las palabras, ir más allá del libro de texto. No dudaba de prescindir de algunos contenidos para introducir aquellos que él veía más importantes. Buscaba que sus alumnos supieran leer, comprender y expresarse, valores tan denostados hoy en día en la Educación Secundaria.

Chicos, ¿Cómo se dice cuando nace un niño? –Dar a luz, profesor. – ¡Se dice parir!, chicos. Los eufemismos disfrazan el castellano. Hay que reivindicar las palabras tal y como son. Que una palabra suene fuerte no la hace mala, la hace castellana, nuestra. Es así, y así debéis usarlas.

Estas palabras las recuerdo muy vívidamente. No era un profesor de manual, tenía un carisma forjado sin duda gracias a sus años en política que, trasladados al aula, demuestran que la tarea de la política no es tan mala como hoy día creemos. Si políticos como Paco Segovia tienen la capacidad de dar una clase como lo hacía él, aún hay esperanza para la política en este país.

Me gustaría cerrar estas palabras con un último recuerdo que  todos compartimos con él -alumnos y profesores del instituto- en aquella intervención con que Paco nos entretuvo en el salón de actos del IES Virrey Morcillo, en el contexto de la Semana Cultural. Allí decidió participar activamente y nos deleitó con un monólogo que, al menos para un servidor, sentó precedentes en calidad y cercanía. Las risas inundaron la sala. Paco nos habló acerca de cómo educar a un perro y qué periódicos se deben usar para reprenderlo, de cómo unos serían demasiado blandos para que el animal aprendiese algo y de cómo con otro podíamos causarle un daño excesivo por su dureza extrema.

Con aquellas risas, del monólogo, y las que nos regalaba en cada clase, quiero recordar a Paco, el alcalde que me dio clase en el instituto.

Un servidor hoy día está estudiando un Máster de Formación del Profesorado para Educación Secundaria y en unos meses estará haciendo las prácticas en aquel mismo centro donde conoció a Paco Segovia.  Posiblemente la influencia de aquellos magníficos profesores que tuve –entre los que cuento a Paco Segovia- sean la causa de que esté en este camino profesional. 

Gracias a todos y especialmente hoy a Paco.

sábado, 22 de febrero de 2014

Los sueños de hoy/……/serán, mañana,/tus sueños,/que te esperan a las puertas del tiempo.

Jesús López-Medel es Abogado del Estado, exdiputado del PP y expresidente de la Comisión de Derechos Humanos y Democracia de la OSCE. Se apartó del PP al mostrarse crítico con la Guerra de Irak y por rechazar de plano cualquier teoría conspirativa relacionada con el 11M. Por razones profesionales tiene una buena relación con Kiko, que le hizo llegar un ejemplar de Dialogismo. Hace unos días, en un homenaje a Mandela que tuvo lugar en la Sede de las Instituciones Europeas en Madrid, Jesús López Médel incluyó en su exposición un extracto del poema de mi padre “A una pequeña amiga que se comía las aceitunas a hurtadillas: S.B.”, en concreto la parte final: “los sueños de hoy/……/serán, mañana,/tus sueños,/que te esperan a las puertas del tiempo.”.

Incluyo en esta entrada un artículo de Jesús López-Médel, que sintoniza mucho con las conversaciones que tuve con mi padre en estos últimos años.



Políticos honestos pero silentes, de Jesús López-Medel en El Mundo
el 4 marzo, 2013 en Derechos, Libertades, Política
TRIBUNA: POLÍTICA
El autor cree que desde la Transición toda la clase política ha sufrido un fuerte deterioro. Piensa que los que no están salpicados por la corrupción deberían denunciar la situación.
Fui colaborador cercano de Mariano Rajoy en su primer ministerio (1996-1999). Era de Administraciones Públicas. Yo, recién llegado al Congreso, era portavoz del PP en esa comisión. Mi oponente en el PSOE era un tal José Luis Rodríguez Zapatero (que llevaba 10 años). Ambos llegarían a ser presidentes del Gobierno. Yo abandonaría la política. Aunque como abogado del Estado tenía muchas posibilidades en el ámbito privado, decidí volver al servicio público. Me fui con el honor de haber sido representante de los ciudadanos y la decepción de haber conocido el lado oscuro de la política. Mi alejamiento comenzó por mi desacuerdo público sobre la guerra de Irak y el alejamiento del centrismo por el PP. Pero también por la observación de actitudes humanas que nada me gustaban.
Eran los míos, como los contrarios, una secta. No bastaba votar sino que era obligado jalear y tener un pensamiento casi único, sin matices. Incluso en conversaciones privadas con compañeros, apenas nadie criticaba a los dirigentes, cuya corrupción exponía ya alguna prensa. El Gran Hermano existía, el riesgo era letal y la sumisión, elevada. Ya entonces escribiría artículos en diversos medios, como EL MUNDO, mostrando públicamente mi distanciamiento.
Conocí numerosos políticos a todos los niveles. Creo en la honradez de muchos de ellos. Pero también constaté el deterioro progresivo de cada nivel. Veía que, voluntariamente o empujados, caían de las candidaturas personas muy interesantes. Otros continuaban, pero ese espacio era mayoritariamente ocupado, y cada vez más, por vividores de la política que nunca antes trabajaron ni nada harían en un futuro fuera de ese mundo y su entorno de amistades y favores. En etapas anteriores probablemente así fue también, aunque menos. Todos, pues, progresivamente alejados de los políticos de la Transición que frecuentemente tenían una acreditada cualificación. En aquellos dedicados entonces sólo a la política, el compromiso ideológico era muy superior al de ahora, donde los intereses priman sobre las convicciones.
La enorme crisis económica, social y ética se produce -no es casualidad- con una dirigencia mayoritariamente súper profesionalizada, amarrada durante muchos años (muchos desde jóvenes) a vivir de la política, con colocaciones familiares y evitando que personas de cualificación ética y profesional se incorporen. El grupo es muy cerrado y la gestión interna es asumida por quienes creen que lo importante es el poder y lo que le rodea. Entre ello, el dinero.
La corrupción surgida en la financiación de los partidos -y también aprovechando ésta- se ha extendido y consolidado. También la utilización del cargo público para enriquecerse. La impunidad (ningún político fue nunca a la cárcel) ha multiplicado comportamientos inmorales y delictivos. Eso no es monopolio de nadie, ni siquiera del PP, aun siendo abundante el estiércol en lugares como Valencia, Baleares y Madrid o la transversalidad y gravedad del caso Bárcenas. Éste era de su total confianza. Ahora aseguran que nunca le conocieron, como sucede con Camps y Matas, que eran modelos a seguir, según decían, aunque al guardián del tesoro y los secretos le siguieron pagando grandemente para comprar su silencio. Pero casi todos los partidos tienen su propia podredumbre, como es el caso del PSOE, CiU (abundante en éste), en algunos casos institucionalizada en la organización y, en otros, en el ejercicio abusivo del poder. De ahí la timidez vergonzante de Rubalcaba.
Ante tanto sinvergüenza, el pueblo, muy escandalizado y con muchos sacrificios, reclama urgentemente una regeneración. Más que hartazgo, siente ira. No pueden seguir los mismos dirigentes, mirando para otro lado o dando un titular o unas medidas que absolutamente nadie cree. Como un escándalo tapa al surgido dos días antes, la clave es aguantar.
Pero quiero referirme particularmente a los abundantes políticos honestos. ¿Pueden seguir silentes, convertidos en encubridores? ¿No valoran que su silencio propicia esa generalización ciudadana de censura? Ellos, los honestos, deberían sentirse indignados con sus jefes. Pero siguen callados.
Estar en la política siempre implicó cierto desprestigio. Pero ahora es algo más: la presunción de que todos son corruptos. Toda generalización es injusta, pero los miles de cargos públicos honestos que hay tienen que alzar la voz a sus propios dirigentes pues la pestilencia afecta ya a todos. Especialmente a quienes promovieron y defendieron tipos como Bárcenas.
Cuando estaba en el PP, de cuya Junta Directiva formaba parte, era inusual que alguien interviniese. Quien pedía la palabra era mal mirado. Incluso quien pretendía hacer loas a los sumos sacerdotes. Pero jamás hubo una reflexión mínimamente crítica y leal sobre cualquier asunto, y menos sobre corrupción.
Aunque son abundantes los casos actuales superpuestos, los más relevantes son, sin duda, el caso Bárcenas y la trama Gürtel que afectan de raíz al PP. La reacción pretende sólo minimizar los daños para el partido, más que depurar y limpiar. Se ha apelando y conseguido la unidad de la familia, prietas las filas, sumándose toda la dirigencia. Pero, que no les engañen: sólo pretenden ganar tiempo y hacer ver que era la actuación irregular y aislada de alguien, como si hubiese amasado tal fortuna fuera de las cañerías de la organización.
De quien sobre la corrupción dice que «a veces no tomar decisión alguna es la mejor decisión», ¿qué se puede esperar cuando el pueblo está más que indignado? Y mientras el coro aplaudía la frase y nadie pedía la palabra.
Un gran problema en España es la nula ejemplaridad. Tristemente, el jefe del Estado no quiere ni puede asumir, al no actuar en consecuencia, el liderazgo contra esa plaga corrosiva de nuestra democracia. Igualmente, muy poco puede esperarse de los máximos dirigentes de los dos partidos principales españoles que amparan las actividades corruptas del entorno o de políticos importantes.
Junto a la reacción airada del pueblo, quisiera soñar que los numerosos cargos públicos honestos abandonan su silencio -que supone aquiescencia o encubrimiento- y empiezan a alzar la voz clamando dignidad y ejemplaridad. Aunque fuese por su honorabilidad y sus familias. Aunque soy poco optimista. Tampoco tienen coraje ni otras cosas.
Si los corderos siguen callados, esta etapa de Mariano Rajoy pasará tristemente a la historia no sólo como la de gran retroceso democrático y social sino también como la de la mayor corrupción generalizada y consentida en España.
Jesús López-Medel es abogado del Estado y ex diputado del PP.

sábado, 15 de febrero de 2014

VILLARROBLEDO, 1991-2001.

Dice Mayor Zaragoza que el peor enemigo de la política es la inercia. La acción de gobierno de Francisco Segovia y sus compañeros, revalidada en tres ocasiones por mayoría absoluta, es un ejemplo de superación de dificultades históricas. De modo resumido:
Se le dio al pueblo una fisonomía equitativa, con igual dotación y equipamiento para todos, sin privilegios para el centro e incuria para los barrios, a los que se dotó de pabellones deportivos en el barrio de Socuéllamos y en el de Asturias, previendo el de Juan-Valero San Antón junto al Tercer Instituto;
Se dotó de Centros Sociales Polivalentes al Barrio Nuestra Señora de la Caridad, al barrio de Juan Valero-San Antón, y en el Barrio de Socuéllamos el de Lucas Blázquez;
Se urbanizaron las plazas del Polvorín, del Rollo, la placeta de don Carlos, la plaza del Libro, Carretas y Jaraba;
Se configuró la ronda de Avenidas con la puesta en servicio de la Avenida del Oeste y la Avenida de Tomás y Valiente;
Se configuró, igualmente, lo que se dio en llamar el cinturón verde, haciendo el parque de la Avenida del Oeste con su Parque Infantil de Tráfico y remodelando el parque del barrio de Asturias al que se dotó de una pista de atletismo;
Se adecentaron todos los accesos a Villarrobledo (por Ossa de Montiel, por Munera, por Reyes Católicos y por Barrax) y se asfaltaron los caminos radiales para facilitar el tránsito de vehículos agrícolas;
Desde el punto de vista administrativo se reformó la Casa Consistorial, convirtiéndola en el espacio que ahora es. Se hicieron los Juzgados, el Museo-Biblioteca, la nueva comisaría de policía de la Calle Hiedra, el parque de bomberos, la depuradora de aguas residuales y el tanatorio;
Se vertebró la sociedad de Villarrobledo con decenas de clubes y asociaciones culturales, deportivas, sociosanitarias, juveniles y de barrio, que dieron un impulso cívico a la ciudad y fueron la voz de lo que se llamó la Participación;
Se pusieron en marcha una gran cantidad de servicios públicos, sociales y deportivos, y la infraestructura que le daba soporte: hogar de la tercera edad, vivienda tutelada, piscina cubierta climatizada, servicio de autobuses urbanos y centro de especialidades.
Se creó una red de Centros de Atención a la Infancia absolutamente pionera en Castilla La Mancha y que consiguió una escolarización efectiva de niños de 0-3 años, poniendo en servicio el CAI “Maestro Lucas Blázquez” en el Barrio de Socuéllamos, el de los barrios Juan Valero y San Antón y finalmente el del barrio Asturias.
En política cultural vivimos una época de gran esplendor, siendo Villarrobledo referencia en acontecimientos culturales, poniéndose en marcha la más eficaz campaña de marketing de la historia de la ciudad: el Viña Rock;
Se redimensionó la UP expandiéndola a los barrios y se puso en marcha la Escuela Oficial de Idiomas y el Centro Asociado de la UNED, construyéndose el tercer Instituto de Secundiaria.
Se promovió el desarrollo económico de la ciudad con la creación de la Agencia de Desarrollo Local, la Escuela Taller, los Planes de Empleo o el Proder, que invirtió en Villarrobledo grandes cantidades de dinero proveniente de Europa.
En servicios sociales el servicio de teleasistencia, la ayuda a Domicilio, el Centro asesor de la mujer o Alcazul para los jóvenes.
PD.: En Marzo de 2001 se formaliza la Comisión Redactora del Programa Funcional del Hospital Comarcal de Villarrobledo, fijando un calendario para tener preparado el Plan. Unos días después de la dimisión de Francisco Segovia (17 de Abril de 2001), el consejero Fernando Lamata visita los terrenos destinados a esa infraestructura. En Noviembre de 2001, después de más de diez años de trabajo mancomunado se publica en el BOCM la licitación para la confección del proyecto arquitectónico del Hospital General de Villarrobledo.

Diez años irrepetibles, 1991-2001.

sábado, 1 de febrero de 2014

DISCURSO DE INVESTIDURA PRESIDENTE DIPUTACIÓN ALBACETE.

Francisco Segovia Solana. 21 de Julio de 1999.


Excelentísimo señor Presidente del Gobierno de Castilla La Mancha, excelentísimas e ilustrísimas autoridades, queridos compañeros de corporación, medios de comunicación, amigas y amigos.
Hace veinte años se alzó por primera vez mi voz y mi palabra en esta casa. Lo hacía entonces como portavoz del grupo del grupo socialista también en la toma de posesión de la primera corporación provincial una vez aprobada la Constitución de 1978. No recuerdo, es obvio, la materialidad de aquel mensaje. No existía este edificio, sino el salón de plenos del palacio. Oidores indelebles sus muros vienen acatando prudentes y curiosos promesas y propósitos que juegan en sus rincones y escapan vehementes sus ondas por hilos invisibles hacia los pueblos pacientes y celosos de nuestra provincia.
Qué diría yo aquel día. Estaba de pie desde mi escaño. Mis palabras provincianas, jóvenes, nerviosas, se desplazaban indiscretas entre los asistentes. Estaba usted, señor presidente, otrora diputado a Cortes, también más joven y gracias a dios, ya no somos tan jóvenes.
Ahora dejamos que los jóvenes inventen su propia juventud. A nosotros nos la inventaron. A nuestro pesar, nos la inventaron. Quizá por ello, con todo, la vivimos cada día. Vivir, decía un poeta, cuyo nombre no recuerdo, que su fuerza está en las dos íes, agudas, bulliciosas, y en ese batir de alas, en el vuelo de esas dos uves, como dos aves magníficas. Vivimos ahora desde la modestia, el pudor de ser mayores, y el amor. Ojalá, amigas y amigos, aprendamos a utilizar y alentar esta palabra en la política, que parece proscrita del lenguaje que utilizamos. Y si del lenguaje eliminamos o evitamos la palabra amor eliminamos o evitamos un campo semántico que le da sentido a la vida y una parte importante de la vida es la política.
Pero estaba hablando de aquel discurso de hace veinte años y he derivado por necesidad en la juventud. Hoy la moderna sociología dice que la juventud es sólo una institución. Y será verdad, pues la juventud como cualquier otra institución, por antañera que sea, andando el tiempo la modernidad la llama a desaparecer. Queda el espíritu que, sin duda alguna, podemos contar a nuestros hijos.
Ya decía un gran pesimista clásico, Mateo Alemán, que la juventud no es la edad sino un estado de ánimo. ¡Cómo me gusta la actitud de los clásicos! Si en vez de pesimistas hubieran sido optimistas la vida hubiera sido quizás de otra manera, pero no hubiéramos gozado El Guzmán de Alfarache, no hubiéramos conocido al Buscón llamado don Pablos ni nuestra vista se hubiera extasiado con la puerta barroca de San Blas en Villarrobledo, o algunas otras en Chinchilla, Almansa, Hellín. Pesimistas y todo me gustan los clásicos, porque ellos nos llevaron a la Ilustración, que, al cabo, nos ha instalado en la vida que llevamos.
Ciertamente no recuerdo qué dije en aquel discurso primero, pero a la altura y sentido de éste no sé si quedarme con Voltaire o Rousseau y me gustaría decíroslo para saber por qué escalera subimos, aunque sin desprenderme de nada, el peldaño más firme es una mezcla de razón y voluntad que nos hace cotidianamente emisores y receptores de una moral que en el alma duerme y en las cosas sueña.
Estoy seguro de que en aquel discurso intenté ser ideológicamente puro, faltaría más. Quizá tuviera que demostrar algo, o a mí me pareciera, aunque en honor a la verdad siempre de mí han recelado los que a mi izquierda o a mi derecha se colocaban. Claro, que en una reunión de mi partido, cuando dije que no dejaba de ser un pragmático evolucionista alguno después me preguntó que qué era eso y algo le respondí como tal: debe ser una visión moderna de la moral cotidiana.
Una moral que informa mi vida política y personal. Al cabo no son diferentes. Y que me lleva a tratar al de arriba y al de abajo con el mismo afecto y bondad. Si quieren un tópico más o un topicazo, pienso que todo el mundo es bueno. Incluso aquéllos que demuestran todos los días que no lo son, dedicados siempre a culpar a los demás. Muestran su ignorante abismo como pobrecitos habladores, que tan bien definió Larra. Es la vena roussoniana, que no del todo es válida si no le aplicamos una dosis de razón.
Por ello asumimos y contendemos por el progreso de nuestros pueblos, siempre que vaya amparado por una iniciativa clara para rehumanizar ese propio progreso. Porque también éste, decía Oskar Lafontaine, sin ese atributo humanista no deja de ser una amenaza para los seres humanos inmersos en la sociedad del riesgo.
Y heredero que soy del humanismo clásico y de su cultura me siento proclive a rechazar el materialismo economicista que siempre, en la actual sociedad, agrede inmisericorde a los más débiles, que siguen siendo la mayoría.
Como pueden observar, no puedo dejar de moverme en una dimensión en la que reside en dura tensión lo racional, lo ético y lo estético. Me pregunto todos los días cómo llevar toda esa fusión a una sociedad como la nuestra, albaceteña, que se debate, aún, entre importantes  señales preindustriales y la revolución de la más alta tecnología. Se impone una clara actitud: no tener miedo al futuro y practicar la más profunda creencia en la igualdad y la solidaridad pensando que somos responsables políticos por la voluntad del pueblo, que elige sin equivocarse a quienes considera que mejor puede representarlos en cada momento y al final, ojalá así sea, a la hora de traducir los intereses que los ciudadanos han depositado en nosotros, pues de lo contrario nos echarán con la misma sabiduría con la que han procedido a colocarnos en el gobierno.
Responsabilidad política que desde este momento asumimos sea cual fuere, no hago juicio alguno, la situación administrativa de la Diputación. Eliminando por principio la judicialización de la política, pues bastante es, así lo supongo, el trabajo de los jueces, como para incrementar sus altas tareas con otras materias cuyo arbitraje corresponde, en términos generales, a intramuros de la Institución y que se salva, además de las leyes, con el diálogo y la razón, valores y soportes que han de presidir ineludiblemente desde ahora.
[Gracias a los diputados y las diputadas cesantes en la Diputación de Albacete], que aparecerán en su historia como mujeres y hombres que han ejercido sus funciones provinciales en momentos de gran esplendor para Castilla La Mancha y para Albacete y así constará en la memoria colectiva de esta provincia. A los ciudadanos y ciudadanas de Albacete porque han mostrado un gran nivel de madurez democrática el día 13 de Junio.
Ahora corresponde a esta Corporación demostrar con honestidad que sus diputados provinciales son leales representantes de unos pueblos que aspiran a ser ejemplares en un mundo que evoluciona con gran empeño social, económica, cultural, políticamente.
Por mi parte estaré como siempre a disposición de todos los ciudadanos, aunando las distintas sensibilidades corporativas, gobernando para toda la provincia sin excepción, coordinando con voluntad firme la acción del gobierno, y dejo bien claro desde este momento que la presidencia de la Diputación no restará ni un ápice a los objetivos que Villarrobledo quiere y demanda y en una y otra administración que dios me ayude para cumplir con honor las tareas que el pueblo me ha encomendado.
Yo pondré de mi parte todo el sacrificio que mi capacidad me confiere y sobre todo la experiencia y autoridad políticas para defender solidariamente a la provincia de Albacete.
No sé qué diría yo en aquél discurso primero. Ahora podré comprobarlo, pero estoy seguro de que en algo habrá cambiado.

Muchas gracias.

sábado, 25 de enero de 2014

EXORDIO
Introducción a Dialogismo.

Éste es un libro de poesía. Es decir, de creación. Son poemas escritos en los últimos treinta años (otros anteriores, algunos incluso buenos según decían mis compañeros del alma Jorge Caveda, Gonzalo Arnedo o César Amón… con los que compartí más que estudios en la Universidad, se malograron en la borrasca de la juventud), y digo, elegidos entre más de trescientos, jamás ya verán la luz. Papel, pluma y un folio en blanco. Y un torrente de imágenes que me transportan hasta mi creencia en el ser humano. El amor. O la muerte. También a la paradoja de vivir: siempre un  camino o la presencia humana que se desplaza hasta no sé dónde. Muchas veces, la ironía, el humor me retrotraen al estado de paz que la escritura protege, incluso en los momentos más alejados de la propia poesía. Siempre permanece mi singular emoción.
A los quince años recibí un premio literario: Don quijote de la Mancha. La emoción de aquel momento aún perdura, porque quizá sea una de las pocas veces que me he sentido feliz (o joven), al menos así lo pienso tantos años después. Quizá por eso también el libro de Cervantes me ha acompañado siempre. Me acompaña. La anécdota sirve bien para explicar este impulso de la edad tardía, pero no por ello menos apasionante. Mi memoria retiene aquellos poemas primeros de juventud; los que después surgieron del existencialismo y otros arrebatos antisociales o revolucionarios que no gustaban más que a mi madre y a otros apresurados como yo, a dios gracias.
De una u otra forma, yo quise ser siempre poeta, pero nunca tenía tiempo. La época más fecunda y copiosa fue la universitaria y la más agradable la de los años primeros de profesor. Apenas, como he dicho, quedan vestigios de fechas tan apartadas. A veces, entre los libros encuentro algún poema de antaño que se interesa por mi memoria no por mi forma de pensar que, tras los avatares de la vida, está sumida en otros menesteres, que no en el olvido. Al cabo recalé en la política, noble actividad si noble quien la empeña, y olvidé la voluntad poética, no el afán o la vocación que trajinaba con frecuencia por las profundidades del alma. Cultivaba, empero, mi afición con pequeñas obrecillas, que dijo Fray Luis de León, escondidas en algún cajón de mi estudio y escritas a hurtadillas en los lugares más insospechados y sorprendentes. Como, al final, parece ser que fracasé en política (lo cuento con todo detalle en una novelita que espero que leáis en un futuro), en los últimos diez años, me he dejado llevar por la poesía que  es amiga que nunca me abandona, a diferencia de algunas otras amistades más interesadas y bastante mostrencas, predispuestas a la gabela y sumisión antes que a la lealtad.
De aquí y de allá, de otrora y agora (lo aprendí de mi abuelo paterno: hombre pobre y sabio donde los hubiera. Y esas, más otras palabras, me gustaron tanto que no desperdicio ocasión para usarlas, aunque no con la naturalidad y sapiencia con la que él lo hacía), he compuesto este librillo que reza mis intimidades y juicios. No será de provecho, pero sí oportuno por la forma y por el tiempo que perceptiblemente se aleja a otros derroteros.
La escrituro es siempre soledad. Y más la poesía. Pero intenta comunicar mejor que ningún otro género literario. Es la palabra que transforma en yo la sustancia poética. Es la voz que se oculta en lo más profundo del ser humano: puede ser una canción, una elegía, un soneto o los mismos artilugios de maldecir, sea cual sea el poema, se tratará de un secreto que se abre para que todo el mundo lo conozca, para que cualquiera entienda algo respecto de la locura del ser humano. Lo que perdura hasta el quicio de la niebla donde esperan los dioses que, como a don Quijote, librarán su alma de tamaña desmesura humana.
La poesía nos arranca de la mentira, nos acerca al dios cotidiano y nos llena de pasiones que no tienen liturgias ni algaradas. Es la voz. Y la voz cultural del pueblo, porque es expresión y compresión. Es un forma de vida y una forma especial de mirar las cosas.
Quiero expresar mi gratitud a todos los que se han interesado por este libro y, gracias a ellos, he superado el pudor que me producía publicarlo. Gracias.


                                                                                                                                                                                                 Paco Segovia


martes, 21 de enero de 2014


VINIA



Pasearé por tus oscuras calles,

por las que anduve perdido,

a veces como sombra,

otras muchas buscándote

como unidad

de mí arrancada.

 

Tu presencia acuerda vida e instinto,

aquella que acariciaba deseos

de no ser como ceniza olvidada:

ojos

manos

cuerpo.

 

                  Alma.

 

Yo quería limpiar las cicatrices

de tu ausencia en mi vida

y sólo encontré una ciudad desierta.

 

Sombras que se alargan hasta la muerte.

 

Eso sí, se distinguen, novedosos

y brillantes, púlpitos de rencor,

feroces aguijones,

del espíritu sumisos andrajos

que cultivan miserias,

mientras conciertan

exánimes boqueadas de voces.



FRANCISCO SEGOVIA SOLANA
Dialogismo