lunes, 4 de agosto de 2014

HOY ME HE DADO CUENTA

Hoy me he dado cuenta, mientras conducía de vuelta a casa, de que en los últimos 5 años he hecho un cuarto de millón de kilómetros con el coche. De que normalmente los he hecho solo. De que eso da para pensar mucho, y para escuchar mucho la radio, a veces música, a veces tertulias, a veces noticias. De que normalmente he sintonizado programas que me gustan, o con los que me identifico, aunque en alguna ocasión, ¡oh!, he escuchado a Jiménez Losantos. De que me he llevado algún susto, aunque sin demasiada importancia. Y de que tengo las vértebras L5-S1 de una persona mayor. Pero, y esto es a lo que voy, he tenido la oportunidad de comprobar cosas que antes sólo intuía. Por ejemplo, que entre La Ossa de Montiel y Socuéllamos no hay un foso con cocodrilos (aunque resulte incomprensible que Villarrobledo y Socuéllamos no estén todavía unidos de un modo razonable), ni una valla electrificada entre Munera y Tomelloso. Y que si tú pasas Lezuza en dirección a Hellín, a la derecha te queda la Sierra de Alcaraz y que se ven picos nevados. Y que se puede ir de Sigüenza a Cuenca sin pasar por la capital de España, o de que en el trayecto entre Almansa y Tobarra no cayó un meteorito como el campo del Atlético de Madrid. La gente, antes de que hubiera carreteras, cogía su burro o su caballo y percibía la continuidad del espacio. Y eso a mí me mola, porque las autopistas o el AVE mejoran la economía de los puntos que conectan, pero conducen al olvido a los territorios que marginan