sábado, 22 de febrero de 2014

Los sueños de hoy/……/serán, mañana,/tus sueños,/que te esperan a las puertas del tiempo.

Jesús López-Medel es Abogado del Estado, exdiputado del PP y expresidente de la Comisión de Derechos Humanos y Democracia de la OSCE. Se apartó del PP al mostrarse crítico con la Guerra de Irak y por rechazar de plano cualquier teoría conspirativa relacionada con el 11M. Por razones profesionales tiene una buena relación con Kiko, que le hizo llegar un ejemplar de Dialogismo. Hace unos días, en un homenaje a Mandela que tuvo lugar en la Sede de las Instituciones Europeas en Madrid, Jesús López Médel incluyó en su exposición un extracto del poema de mi padre “A una pequeña amiga que se comía las aceitunas a hurtadillas: S.B.”, en concreto la parte final: “los sueños de hoy/……/serán, mañana,/tus sueños,/que te esperan a las puertas del tiempo.”.

Incluyo en esta entrada un artículo de Jesús López-Médel, que sintoniza mucho con las conversaciones que tuve con mi padre en estos últimos años.



Políticos honestos pero silentes, de Jesús López-Medel en El Mundo
el 4 marzo, 2013 en Derechos, Libertades, Política
TRIBUNA: POLÍTICA
El autor cree que desde la Transición toda la clase política ha sufrido un fuerte deterioro. Piensa que los que no están salpicados por la corrupción deberían denunciar la situación.
Fui colaborador cercano de Mariano Rajoy en su primer ministerio (1996-1999). Era de Administraciones Públicas. Yo, recién llegado al Congreso, era portavoz del PP en esa comisión. Mi oponente en el PSOE era un tal José Luis Rodríguez Zapatero (que llevaba 10 años). Ambos llegarían a ser presidentes del Gobierno. Yo abandonaría la política. Aunque como abogado del Estado tenía muchas posibilidades en el ámbito privado, decidí volver al servicio público. Me fui con el honor de haber sido representante de los ciudadanos y la decepción de haber conocido el lado oscuro de la política. Mi alejamiento comenzó por mi desacuerdo público sobre la guerra de Irak y el alejamiento del centrismo por el PP. Pero también por la observación de actitudes humanas que nada me gustaban.
Eran los míos, como los contrarios, una secta. No bastaba votar sino que era obligado jalear y tener un pensamiento casi único, sin matices. Incluso en conversaciones privadas con compañeros, apenas nadie criticaba a los dirigentes, cuya corrupción exponía ya alguna prensa. El Gran Hermano existía, el riesgo era letal y la sumisión, elevada. Ya entonces escribiría artículos en diversos medios, como EL MUNDO, mostrando públicamente mi distanciamiento.
Conocí numerosos políticos a todos los niveles. Creo en la honradez de muchos de ellos. Pero también constaté el deterioro progresivo de cada nivel. Veía que, voluntariamente o empujados, caían de las candidaturas personas muy interesantes. Otros continuaban, pero ese espacio era mayoritariamente ocupado, y cada vez más, por vividores de la política que nunca antes trabajaron ni nada harían en un futuro fuera de ese mundo y su entorno de amistades y favores. En etapas anteriores probablemente así fue también, aunque menos. Todos, pues, progresivamente alejados de los políticos de la Transición que frecuentemente tenían una acreditada cualificación. En aquellos dedicados entonces sólo a la política, el compromiso ideológico era muy superior al de ahora, donde los intereses priman sobre las convicciones.
La enorme crisis económica, social y ética se produce -no es casualidad- con una dirigencia mayoritariamente súper profesionalizada, amarrada durante muchos años (muchos desde jóvenes) a vivir de la política, con colocaciones familiares y evitando que personas de cualificación ética y profesional se incorporen. El grupo es muy cerrado y la gestión interna es asumida por quienes creen que lo importante es el poder y lo que le rodea. Entre ello, el dinero.
La corrupción surgida en la financiación de los partidos -y también aprovechando ésta- se ha extendido y consolidado. También la utilización del cargo público para enriquecerse. La impunidad (ningún político fue nunca a la cárcel) ha multiplicado comportamientos inmorales y delictivos. Eso no es monopolio de nadie, ni siquiera del PP, aun siendo abundante el estiércol en lugares como Valencia, Baleares y Madrid o la transversalidad y gravedad del caso Bárcenas. Éste era de su total confianza. Ahora aseguran que nunca le conocieron, como sucede con Camps y Matas, que eran modelos a seguir, según decían, aunque al guardián del tesoro y los secretos le siguieron pagando grandemente para comprar su silencio. Pero casi todos los partidos tienen su propia podredumbre, como es el caso del PSOE, CiU (abundante en éste), en algunos casos institucionalizada en la organización y, en otros, en el ejercicio abusivo del poder. De ahí la timidez vergonzante de Rubalcaba.
Ante tanto sinvergüenza, el pueblo, muy escandalizado y con muchos sacrificios, reclama urgentemente una regeneración. Más que hartazgo, siente ira. No pueden seguir los mismos dirigentes, mirando para otro lado o dando un titular o unas medidas que absolutamente nadie cree. Como un escándalo tapa al surgido dos días antes, la clave es aguantar.
Pero quiero referirme particularmente a los abundantes políticos honestos. ¿Pueden seguir silentes, convertidos en encubridores? ¿No valoran que su silencio propicia esa generalización ciudadana de censura? Ellos, los honestos, deberían sentirse indignados con sus jefes. Pero siguen callados.
Estar en la política siempre implicó cierto desprestigio. Pero ahora es algo más: la presunción de que todos son corruptos. Toda generalización es injusta, pero los miles de cargos públicos honestos que hay tienen que alzar la voz a sus propios dirigentes pues la pestilencia afecta ya a todos. Especialmente a quienes promovieron y defendieron tipos como Bárcenas.
Cuando estaba en el PP, de cuya Junta Directiva formaba parte, era inusual que alguien interviniese. Quien pedía la palabra era mal mirado. Incluso quien pretendía hacer loas a los sumos sacerdotes. Pero jamás hubo una reflexión mínimamente crítica y leal sobre cualquier asunto, y menos sobre corrupción.
Aunque son abundantes los casos actuales superpuestos, los más relevantes son, sin duda, el caso Bárcenas y la trama Gürtel que afectan de raíz al PP. La reacción pretende sólo minimizar los daños para el partido, más que depurar y limpiar. Se ha apelando y conseguido la unidad de la familia, prietas las filas, sumándose toda la dirigencia. Pero, que no les engañen: sólo pretenden ganar tiempo y hacer ver que era la actuación irregular y aislada de alguien, como si hubiese amasado tal fortuna fuera de las cañerías de la organización.
De quien sobre la corrupción dice que «a veces no tomar decisión alguna es la mejor decisión», ¿qué se puede esperar cuando el pueblo está más que indignado? Y mientras el coro aplaudía la frase y nadie pedía la palabra.
Un gran problema en España es la nula ejemplaridad. Tristemente, el jefe del Estado no quiere ni puede asumir, al no actuar en consecuencia, el liderazgo contra esa plaga corrosiva de nuestra democracia. Igualmente, muy poco puede esperarse de los máximos dirigentes de los dos partidos principales españoles que amparan las actividades corruptas del entorno o de políticos importantes.
Junto a la reacción airada del pueblo, quisiera soñar que los numerosos cargos públicos honestos abandonan su silencio -que supone aquiescencia o encubrimiento- y empiezan a alzar la voz clamando dignidad y ejemplaridad. Aunque fuese por su honorabilidad y sus familias. Aunque soy poco optimista. Tampoco tienen coraje ni otras cosas.
Si los corderos siguen callados, esta etapa de Mariano Rajoy pasará tristemente a la historia no sólo como la de gran retroceso democrático y social sino también como la de la mayor corrupción generalizada y consentida en España.
Jesús López-Medel es abogado del Estado y ex diputado del PP.

sábado, 15 de febrero de 2014

VILLARROBLEDO, 1991-2001.

Dice Mayor Zaragoza que el peor enemigo de la política es la inercia. La acción de gobierno de Francisco Segovia y sus compañeros, revalidada en tres ocasiones por mayoría absoluta, es un ejemplo de superación de dificultades históricas. De modo resumido:
Se le dio al pueblo una fisonomía equitativa, con igual dotación y equipamiento para todos, sin privilegios para el centro e incuria para los barrios, a los que se dotó de pabellones deportivos en el barrio de Socuéllamos y en el de Asturias, previendo el de Juan-Valero San Antón junto al Tercer Instituto;
Se dotó de Centros Sociales Polivalentes al Barrio Nuestra Señora de la Caridad, al barrio de Juan Valero-San Antón, y en el Barrio de Socuéllamos el de Lucas Blázquez;
Se urbanizaron las plazas del Polvorín, del Rollo, la placeta de don Carlos, la plaza del Libro, Carretas y Jaraba;
Se configuró la ronda de Avenidas con la puesta en servicio de la Avenida del Oeste y la Avenida de Tomás y Valiente;
Se configuró, igualmente, lo que se dio en llamar el cinturón verde, haciendo el parque de la Avenida del Oeste con su Parque Infantil de Tráfico y remodelando el parque del barrio de Asturias al que se dotó de una pista de atletismo;
Se adecentaron todos los accesos a Villarrobledo (por Ossa de Montiel, por Munera, por Reyes Católicos y por Barrax) y se asfaltaron los caminos radiales para facilitar el tránsito de vehículos agrícolas;
Desde el punto de vista administrativo se reformó la Casa Consistorial, convirtiéndola en el espacio que ahora es. Se hicieron los Juzgados, el Museo-Biblioteca, la nueva comisaría de policía de la Calle Hiedra, el parque de bomberos, la depuradora de aguas residuales y el tanatorio;
Se vertebró la sociedad de Villarrobledo con decenas de clubes y asociaciones culturales, deportivas, sociosanitarias, juveniles y de barrio, que dieron un impulso cívico a la ciudad y fueron la voz de lo que se llamó la Participación;
Se pusieron en marcha una gran cantidad de servicios públicos, sociales y deportivos, y la infraestructura que le daba soporte: hogar de la tercera edad, vivienda tutelada, piscina cubierta climatizada, servicio de autobuses urbanos y centro de especialidades.
Se creó una red de Centros de Atención a la Infancia absolutamente pionera en Castilla La Mancha y que consiguió una escolarización efectiva de niños de 0-3 años, poniendo en servicio el CAI “Maestro Lucas Blázquez” en el Barrio de Socuéllamos, el de los barrios Juan Valero y San Antón y finalmente el del barrio Asturias.
En política cultural vivimos una época de gran esplendor, siendo Villarrobledo referencia en acontecimientos culturales, poniéndose en marcha la más eficaz campaña de marketing de la historia de la ciudad: el Viña Rock;
Se redimensionó la UP expandiéndola a los barrios y se puso en marcha la Escuela Oficial de Idiomas y el Centro Asociado de la UNED, construyéndose el tercer Instituto de Secundiaria.
Se promovió el desarrollo económico de la ciudad con la creación de la Agencia de Desarrollo Local, la Escuela Taller, los Planes de Empleo o el Proder, que invirtió en Villarrobledo grandes cantidades de dinero proveniente de Europa.
En servicios sociales el servicio de teleasistencia, la ayuda a Domicilio, el Centro asesor de la mujer o Alcazul para los jóvenes.
PD.: En Marzo de 2001 se formaliza la Comisión Redactora del Programa Funcional del Hospital Comarcal de Villarrobledo, fijando un calendario para tener preparado el Plan. Unos días después de la dimisión de Francisco Segovia (17 de Abril de 2001), el consejero Fernando Lamata visita los terrenos destinados a esa infraestructura. En Noviembre de 2001, después de más de diez años de trabajo mancomunado se publica en el BOCM la licitación para la confección del proyecto arquitectónico del Hospital General de Villarrobledo.

Diez años irrepetibles, 1991-2001.

sábado, 1 de febrero de 2014

DISCURSO DE INVESTIDURA PRESIDENTE DIPUTACIÓN ALBACETE.

Francisco Segovia Solana. 21 de Julio de 1999.


Excelentísimo señor Presidente del Gobierno de Castilla La Mancha, excelentísimas e ilustrísimas autoridades, queridos compañeros de corporación, medios de comunicación, amigas y amigos.
Hace veinte años se alzó por primera vez mi voz y mi palabra en esta casa. Lo hacía entonces como portavoz del grupo del grupo socialista también en la toma de posesión de la primera corporación provincial una vez aprobada la Constitución de 1978. No recuerdo, es obvio, la materialidad de aquel mensaje. No existía este edificio, sino el salón de plenos del palacio. Oidores indelebles sus muros vienen acatando prudentes y curiosos promesas y propósitos que juegan en sus rincones y escapan vehementes sus ondas por hilos invisibles hacia los pueblos pacientes y celosos de nuestra provincia.
Qué diría yo aquel día. Estaba de pie desde mi escaño. Mis palabras provincianas, jóvenes, nerviosas, se desplazaban indiscretas entre los asistentes. Estaba usted, señor presidente, otrora diputado a Cortes, también más joven y gracias a dios, ya no somos tan jóvenes.
Ahora dejamos que los jóvenes inventen su propia juventud. A nosotros nos la inventaron. A nuestro pesar, nos la inventaron. Quizá por ello, con todo, la vivimos cada día. Vivir, decía un poeta, cuyo nombre no recuerdo, que su fuerza está en las dos íes, agudas, bulliciosas, y en ese batir de alas, en el vuelo de esas dos uves, como dos aves magníficas. Vivimos ahora desde la modestia, el pudor de ser mayores, y el amor. Ojalá, amigas y amigos, aprendamos a utilizar y alentar esta palabra en la política, que parece proscrita del lenguaje que utilizamos. Y si del lenguaje eliminamos o evitamos la palabra amor eliminamos o evitamos un campo semántico que le da sentido a la vida y una parte importante de la vida es la política.
Pero estaba hablando de aquel discurso de hace veinte años y he derivado por necesidad en la juventud. Hoy la moderna sociología dice que la juventud es sólo una institución. Y será verdad, pues la juventud como cualquier otra institución, por antañera que sea, andando el tiempo la modernidad la llama a desaparecer. Queda el espíritu que, sin duda alguna, podemos contar a nuestros hijos.
Ya decía un gran pesimista clásico, Mateo Alemán, que la juventud no es la edad sino un estado de ánimo. ¡Cómo me gusta la actitud de los clásicos! Si en vez de pesimistas hubieran sido optimistas la vida hubiera sido quizás de otra manera, pero no hubiéramos gozado El Guzmán de Alfarache, no hubiéramos conocido al Buscón llamado don Pablos ni nuestra vista se hubiera extasiado con la puerta barroca de San Blas en Villarrobledo, o algunas otras en Chinchilla, Almansa, Hellín. Pesimistas y todo me gustan los clásicos, porque ellos nos llevaron a la Ilustración, que, al cabo, nos ha instalado en la vida que llevamos.
Ciertamente no recuerdo qué dije en aquel discurso primero, pero a la altura y sentido de éste no sé si quedarme con Voltaire o Rousseau y me gustaría decíroslo para saber por qué escalera subimos, aunque sin desprenderme de nada, el peldaño más firme es una mezcla de razón y voluntad que nos hace cotidianamente emisores y receptores de una moral que en el alma duerme y en las cosas sueña.
Estoy seguro de que en aquel discurso intenté ser ideológicamente puro, faltaría más. Quizá tuviera que demostrar algo, o a mí me pareciera, aunque en honor a la verdad siempre de mí han recelado los que a mi izquierda o a mi derecha se colocaban. Claro, que en una reunión de mi partido, cuando dije que no dejaba de ser un pragmático evolucionista alguno después me preguntó que qué era eso y algo le respondí como tal: debe ser una visión moderna de la moral cotidiana.
Una moral que informa mi vida política y personal. Al cabo no son diferentes. Y que me lleva a tratar al de arriba y al de abajo con el mismo afecto y bondad. Si quieren un tópico más o un topicazo, pienso que todo el mundo es bueno. Incluso aquéllos que demuestran todos los días que no lo son, dedicados siempre a culpar a los demás. Muestran su ignorante abismo como pobrecitos habladores, que tan bien definió Larra. Es la vena roussoniana, que no del todo es válida si no le aplicamos una dosis de razón.
Por ello asumimos y contendemos por el progreso de nuestros pueblos, siempre que vaya amparado por una iniciativa clara para rehumanizar ese propio progreso. Porque también éste, decía Oskar Lafontaine, sin ese atributo humanista no deja de ser una amenaza para los seres humanos inmersos en la sociedad del riesgo.
Y heredero que soy del humanismo clásico y de su cultura me siento proclive a rechazar el materialismo economicista que siempre, en la actual sociedad, agrede inmisericorde a los más débiles, que siguen siendo la mayoría.
Como pueden observar, no puedo dejar de moverme en una dimensión en la que reside en dura tensión lo racional, lo ético y lo estético. Me pregunto todos los días cómo llevar toda esa fusión a una sociedad como la nuestra, albaceteña, que se debate, aún, entre importantes  señales preindustriales y la revolución de la más alta tecnología. Se impone una clara actitud: no tener miedo al futuro y practicar la más profunda creencia en la igualdad y la solidaridad pensando que somos responsables políticos por la voluntad del pueblo, que elige sin equivocarse a quienes considera que mejor puede representarlos en cada momento y al final, ojalá así sea, a la hora de traducir los intereses que los ciudadanos han depositado en nosotros, pues de lo contrario nos echarán con la misma sabiduría con la que han procedido a colocarnos en el gobierno.
Responsabilidad política que desde este momento asumimos sea cual fuere, no hago juicio alguno, la situación administrativa de la Diputación. Eliminando por principio la judicialización de la política, pues bastante es, así lo supongo, el trabajo de los jueces, como para incrementar sus altas tareas con otras materias cuyo arbitraje corresponde, en términos generales, a intramuros de la Institución y que se salva, además de las leyes, con el diálogo y la razón, valores y soportes que han de presidir ineludiblemente desde ahora.
[Gracias a los diputados y las diputadas cesantes en la Diputación de Albacete], que aparecerán en su historia como mujeres y hombres que han ejercido sus funciones provinciales en momentos de gran esplendor para Castilla La Mancha y para Albacete y así constará en la memoria colectiva de esta provincia. A los ciudadanos y ciudadanas de Albacete porque han mostrado un gran nivel de madurez democrática el día 13 de Junio.
Ahora corresponde a esta Corporación demostrar con honestidad que sus diputados provinciales son leales representantes de unos pueblos que aspiran a ser ejemplares en un mundo que evoluciona con gran empeño social, económica, cultural, políticamente.
Por mi parte estaré como siempre a disposición de todos los ciudadanos, aunando las distintas sensibilidades corporativas, gobernando para toda la provincia sin excepción, coordinando con voluntad firme la acción del gobierno, y dejo bien claro desde este momento que la presidencia de la Diputación no restará ni un ápice a los objetivos que Villarrobledo quiere y demanda y en una y otra administración que dios me ayude para cumplir con honor las tareas que el pueblo me ha encomendado.
Yo pondré de mi parte todo el sacrificio que mi capacidad me confiere y sobre todo la experiencia y autoridad políticas para defender solidariamente a la provincia de Albacete.
No sé qué diría yo en aquél discurso primero. Ahora podré comprobarlo, pero estoy seguro de que en algo habrá cambiado.

Muchas gracias.