sábado, 26 de agosto de 2017

ALÁ ES GRANDE


Que sí, que Alá es grande, grandísimo, pero no más que otros dioses verdaderos como Zeus, Enki, Marduk, El, Asera, Dios, Tengri, Elyon, Yaveh, Dagda, Lugh, Odín, Ometeotl, Tao, Brahma, Visnú, Siva, Amón y así toda la colección de millones de seres inanimados que, para consuelo y escarnio de los hombres, pululan en un imaginario de 100.000 años de sangre y fuego considerablemente estúpidos.

miércoles, 16 de agosto de 2017

EMBATES

Ante cualquier problema siempre creía que existía una salida liberadora, una que te dejaba inerme, era cuestión de inteligencia o astucia encontrarla. Ahora sé que hay embates de la vida que te dejan inevitablemente lisiado. En la infancia, igual, el daño físico es rápidamente socorrido por el diente de repuesto o la piel nutricia, mientras que, con los años, la ruina corporal se te va instalando a sorbos o a tragos de un modo definitivo.

NUESTRO MASOQUISMO

Las 6 de la tarde. Oigo desde mi casa lo que, con el mismo ingenio con que llamamos Contador a cualquiera que sube una cuesta en el camino de Puertolope, apodan la Castellana.
Suenan todos los éxitos que nos atormentan en radios y televisores, y a veces ni siquiera eso, sólo incomprensible bazofia y chumba chumba, que se escuchan fuerte o atronador en mi patio, según la intensidad del viento.
Unas veces llega el estruendo solo y otras ribeteado con  aullidos de la jauría o el animador del micrófono, que debe ser tipo muy divertido y musculado.
Eso por la tarde, pero el jaleo es especialmente turbador de madrugada, a las 6 de la mañana, digamos. A esas horas, entre los vapores del sueño, yo ya no sé si el ataque llega por oriente o por poniente, o si la turba está acampada en la Huerta del Gallo o en las eras de San Cristóbal, hasta que despierto y caigo en la cuenta de que es nuestra simpar Castellana, y en 15 minutos me voy a trabajar.
Dicho ésto con el máximo respeto, porque hay que divertirse, y cada uno, yo incluido, elige el masoquismo que prefiere.

jueves, 25 de mayo de 2017

BERNARDO



En el 87 Bernardo me dio matemáticas en el Instituto. Hago memoria. Intento recordar en qué momento de su vida estaba, y descubro que tenía solo cuarenta años, pero había tenido tiempo de encabezar la candidatura del PCE al Ayuntamiento en el 79, de haber sido primer teniente de alcalde en 1983, diputado regional con el PSOE en las primeras Cortes Autonómicas, y se disponía a encabezar la oposición al gobierno de Alianza Popular.

Una andadura dilatada ya en política que no le había alejado, más bien al contrario, de su vocación docente. Quienes dejaron temporalmente de enseñar en aquellos tiempos -para dedicarse a la política- relacionaban su vuelta a las aulas con un retorno a la cordura, el regreso al paraíso de las cosas sencillas y fecundas, a la vocación verdadera, a los horarios que permiten el ocio y la familia. Bernardo puso fin al alejamiento en el 95, cuando esa Ítaca de chicos y profesores, de estudio, de poesía y matemáticas, de tiempo para su mujer y su familia, se le impuso de modo irreprimible.
En el 87, sí, me dio matemáticas. Cogía la tiza, escribía lenta y continuadamente números con delectación. Planteaba los problemas y hacía el razonamiento avanzar hasta que apareciera naturalmente la solución, entonces concluía con su palabra fetiche: evidentemente.
Ponce y yo llevábamos una documentada estadística de los “evidentementes” que Bernardo decía por clase. Como no existía Excell el trabajo requería esfuerzo de artesanos. Durante la clase recogíamos los datos. En el recreo, mientras el resto de los chicos jugaban al guarrigol nosotros procesábamos la información. El viernes analizábamos la semana y pintábamos gráficamente la evolución.
Cuando se lo contaba se reía a carcajadas, pero detrás de su barba había también un pudor retrospectivo y un ¡vaya par de cabrones!
No sé dónde estarán ahora esos cuadernos, por así decir, de matemáticas, llenos de tablas de datos y gráficos. Sí sé que aquel ejercicio de análisis que hicimos del profesor nacía de la fascinación que los números escritos por Bernardo derramaban como polvo de tiza.
Bernardo me convirtió en un chico de letras al que atraían las matemáticas y de algún modo me dejó, como corolario de su evidentemente, un aprecio duradero por lo científico, por la duda, un rechazo al arbitrismo, a las explicaciones demasiado fáciles para problemas complejos, y a exigir, como decía Carl Sagan, pruebas extraordinarias a afirmaciones extraordinarias. Una mínima aritmética de las cosas facilita la convivencia.
Era un orador magnífico, ilustrado, hondo. Su discurso traslucía la timidez de su carácter. Atrapaba al auditorio por lo que decía. Trataba al elector con el respeto intelectual que merece. Como dejó la política hace 22 años es muy posible que quienes hoy se sientan en el salón de plenos no lo conocieran -dejo al margen alguna excepción-. Hubiera sido su despedida una buena ocasión para defender genéricamente la actividad política.
Participó decisivamente en dos periodos cruciales en la vida democrática de nuestra ciudad: los primeros ochenta, cuando se dignificó la vida en los barrios, asfaltando y alumbrando esos oscuros barrizales que él bien conoció de niño; y los primeros noventa, en los que se modernizó la ciudad.
Paseaban Cari -su novia, decía- y él cogidos del brazo siempre como si acabaran de conocerse. Se compraron un coche grande, que les permitía incluso dormir en él mientras viajaban. Había algo permanentemente joven en sus costumbres, que nunca les abandonó. Han dado mucha envidia. 
No dejó de dedicarse a lo público. De algún modo el tiempo que estuvo de director de su Instituto le sirvió para mantener en forma el instinto de persona comprometida. Fue su ocupación hasta la jubilación. Después lo fue su enfermedad. Entretanto organizó un reencuentro de antiguos alumnos del Bachiller Laboral del Instituto Virrey Morcillo, haciendo de anfitrión pese a sus mermadas facultades, y tuvo ocasión de recibir el cariño de compañeros entrañables. 
El mismo cariño que recibió en su despedida, un emotivo acto con la poesía y la música que le gustaban, y con la familia y los amigos, a los que temprano nos lo arrebató la vida desatenta.  
Somos destellos en un inmenso vacío. Me pregunto por qué si tan fútil es nuestra existencia desarrollamos un impulso moral. Qué necesidad tenemos. La trayectoria de Bernardo y su comportamiento público y privado evidencian esta fabulosa paradoja.
  









sábado, 25 de febrero de 2017

BANDO CARNAVALES 1992


BANDO

CARNAVALES DE VILLARROBLEDO – 1992

EL ALCALDE-PRESIDENTE

DEL EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO


Los que aman la fiesta, la zambra, la bulla, los jorcos, y otras no menos sonoras cualidades de la gozosa movida, aun no ocultando su pronta disposición a las chacarrachaca y titiritainas en ocasión cualquiera del año, ni disimulando, asimismo, el talante a invitar, por invitarse, a toda alegre jarana que al paso encuentren, si no la inventan con razonables motivos, saben que es llegado el momento -de la verdad, dirían los toreros- de sacar provecho al contento que la natural inclinación humana alcanza a lo largo y ancho del cuerpo y del alma.

             Así es, año tras año, siempre el mejor, el Carnaval de Villarrobledo, nuestro pueblo, que se va a iniciar el 29 de febrero -año bisiesto y, por tanto, de grandes propósitos- y hasta el 8 de marzo, que acabe, va a recoger nuestras mejores virtudes: las de tradicional convivencia y hospitalidad generosa, mensaje que no ha pasado desapercibido a las generaciones de ahora que repiten tan justa y conveniente virtud.

             Unos, de bolsillo más resuelto por abultado o los ahorrativos para la ocasión, compran telas encantadas y baratijas, que, bien dispuestas, improvisan elegantes trajes que a todos nos sorprenden y admiramos; aunque los más abren el arca de la abuela y prueban con mil trastos y cachivaches hasta acertar con lo más cumplido.

             Y del atavío al callejeo, donde el grito y canto jocoso se mezclan con abundantes licores -especialmente las zurras, preparadas con nuestros vinos- que alegran tanto que, en algunos, producen el olvido de la moderación, aunque la mayor parte de las máscaras, bienvestidos y otros muchos lindos y lindas, saben mejor divertirse con bromas y chacotas, antes que perder el respeto a los demás y a sí mismos.

             El Ayuntamiento, junto a otras desprendidas personas, ha preparado un generoso Carnaval, desde luego no derrochón, porque no corren tiempos de ligereza económica; pero no ha de faltar la charanga y mucho menos la imaginación, de probada claridad desde tiempos más aciagos que los de ahora y menos dispuestos a las libres jaranas callejeras.

             Son fiestas que, según el ingenio de cada uno, pueden exprimir el regocijo, bien con la invención, el fingimiento y otras sutilezas, todo acompañado de cánticos y bailes, en especial los jóvenes, que han aprendido la tradición del Carnaval de sus padres, y se mueven como pez en el agua.

             Quiere el Alcalde, y con él los Concejales todos, que esas fiestas de Carnaval sean las mejores y que no exista más límite que el respeto a las personas y a las cosas. No se inhiban los tímidos ni se aprovechen los bravucones, que de todo hay en la viña del Señor, porque no es bueno pasarse, como no llegar.

             A bien seguro, queridos paisanos, que hará frío, pero ni el helado invierno ni los nefastos augures, que mal nos quieren, como han demostrado, nos van a dejar en casa, porque es el momento de participar en nuestras fiestas de Carnaval con alegría y sana convivencia, que es nuestra imagen verdadera.


                                                                                              Villarrobledo, 24 de febrero de 1992

                                                                                              Francisco Segovia Solana