sábado, 25 de febrero de 2017

BANDO CARNAVALES 1992


BANDO

CARNAVALES DE VILLARROBLEDO – 1992

EL ALCALDE-PRESIDENTE

DEL EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO


Los que aman la fiesta, la zambra, la bulla, los jorcos, y otras no menos sonoras cualidades de la gozosa movida, aun no ocultando su pronta disposición a las chacarrachaca y titiritainas en ocasión cualquiera del año, ni disimulando, asimismo, el talante a invitar, por invitarse, a toda alegre jarana que al paso encuentren, si no la inventan con razonables motivos, saben que es llegado el momento -de la verdad, dirían los toreros- de sacar provecho al contento que la natural inclinación humana alcanza a lo largo y ancho del cuerpo y del alma.

             Así es, año tras año, siempre el mejor, el Carnaval de Villarrobledo, nuestro pueblo, que se va a iniciar el 29 de febrero -año bisiesto y, por tanto, de grandes propósitos- y hasta el 8 de marzo, que acabe, va a recoger nuestras mejores virtudes: las de tradicional convivencia y hospitalidad generosa, mensaje que no ha pasado desapercibido a las generaciones de ahora que repiten tan justa y conveniente virtud.

             Unos, de bolsillo más resuelto por abultado o los ahorrativos para la ocasión, compran telas encantadas y baratijas, que, bien dispuestas, improvisan elegantes trajes que a todos nos sorprenden y admiramos; aunque los más abren el arca de la abuela y prueban con mil trastos y cachivaches hasta acertar con lo más cumplido.

             Y del atavío al callejeo, donde el grito y canto jocoso se mezclan con abundantes licores -especialmente las zurras, preparadas con nuestros vinos- que alegran tanto que, en algunos, producen el olvido de la moderación, aunque la mayor parte de las máscaras, bienvestidos y otros muchos lindos y lindas, saben mejor divertirse con bromas y chacotas, antes que perder el respeto a los demás y a sí mismos.

             El Ayuntamiento, junto a otras desprendidas personas, ha preparado un generoso Carnaval, desde luego no derrochón, porque no corren tiempos de ligereza económica; pero no ha de faltar la charanga y mucho menos la imaginación, de probada claridad desde tiempos más aciagos que los de ahora y menos dispuestos a las libres jaranas callejeras.

             Son fiestas que, según el ingenio de cada uno, pueden exprimir el regocijo, bien con la invención, el fingimiento y otras sutilezas, todo acompañado de cánticos y bailes, en especial los jóvenes, que han aprendido la tradición del Carnaval de sus padres, y se mueven como pez en el agua.

             Quiere el Alcalde, y con él los Concejales todos, que esas fiestas de Carnaval sean las mejores y que no exista más límite que el respeto a las personas y a las cosas. No se inhiban los tímidos ni se aprovechen los bravucones, que de todo hay en la viña del Señor, porque no es bueno pasarse, como no llegar.

             A bien seguro, queridos paisanos, que hará frío, pero ni el helado invierno ni los nefastos augures, que mal nos quieren, como han demostrado, nos van a dejar en casa, porque es el momento de participar en nuestras fiestas de Carnaval con alegría y sana convivencia, que es nuestra imagen verdadera.


                                                                                              Villarrobledo, 24 de febrero de 1992

                                                                                              Francisco Segovia Solana