El ‘profe’ de Lengua que era alcalde de Villarrobledo
Mario de la Ossa y
Jesús Bonillo | Homenaje de Juventudes Socialistas de Villarrobledo
29 de noviembre de
2013
Pocos
son los recuerdos que tengo de Paco como alcalde pero, sin embargo, muchos son
los que me abordan de su etapa como profesor. Tuve la suerte de ser alumno suyo
tras su etapa en la alcaldía de Villarrobledo. Impartió la asignatura de Lengua
Castellana y Literatura. Hace al menos 8 o 9 años de aquel curso de Lengua que
compartimos con Paco (4º de ESO) y, sin duda, es de los que más recordamos. La
calidad de un profesor muchas veces puede medirse en eso, en cuantos
recuerdos guardas de él pasados los años. De Paco son muchos. Grandes
lecciones e inolvidables anécdotas.
De
Paco, como profesor, puedo decir que era un tipo duro, de los de antes,
que exigía sabiendo lo que podía exigir y buscaba ayudar a sus alumnos
con explicaciones claras, amenas y efectivas. Un tipo duro pero cercano. No
dudaba en acompañar sus clases de aquellos socorridos chascarrillos que tanto
le gustaban. ¡Qué impresionable es una clase de chavales de la ESO cuando tu
profesor es “el señor alcalde”! Todos lo sabíamos y por ello le teníamos
en más estima, sin duda, pero más respeto también.
Cercano,
claro y campechano. Una vez nos contó
algo sobre un amigo “un hombre de negocios”, dijo él de Madrid,
que era muy serio, pero que le gustaba mucho el Viña Rock y de cómo, éste, se
quitaba la corbata y el traje y se ponía la peluca y las pulseras de pinchos
para irse de conciertos en Villarrobledo. Nos dijo que estaba tentado de
hacerlo junto a él alguna vez. Nunca supimos si llegó a hacerlo.
La
labor que más recuerdo de él, como profesor de Lengua Castellana, era el
hincapié que hacía en los valores de defensa del castellano. Le gustaba que sus
alumnos conocieran las palabras, ir más allá del libro de texto. No dudaba de
prescindir de algunos contenidos para introducir aquellos que él veía más importantes.
Buscaba que sus alumnos supieran leer, comprender y expresarse, valores tan
denostados hoy en día en la Educación Secundaria.
Chicos,
¿Cómo se dice cuando nace un niño? –Dar a luz, profesor. – ¡Se dice parir!,
chicos. Los eufemismos disfrazan el castellano. Hay que reivindicar las
palabras tal y como son. Que una palabra suene fuerte no la hace mala, la hace
castellana, nuestra. Es así, y así debéis usarlas.
Estas
palabras las recuerdo muy vívidamente. No era un profesor de manual, tenía un carisma
forjado sin duda gracias a sus años en política que, trasladados al aula,
demuestran que la tarea de la política no es tan mala como hoy día creemos. Si
políticos como Paco Segovia tienen la capacidad de dar una clase como lo hacía
él, aún hay esperanza para la política en este país.
Me
gustaría cerrar estas palabras con un último recuerdo que todos
compartimos con él -alumnos y profesores del instituto- en aquella intervención
con que Paco nos entretuvo en el salón de actos del IES Virrey Morcillo, en el
contexto de la Semana Cultural. Allí decidió participar activamente y nos
deleitó con un monólogo que, al menos para un servidor, sentó precedentes en
calidad y cercanía. Las risas inundaron la sala. Paco nos habló acerca de cómo
educar a un perro y qué periódicos se deben usar para reprenderlo, de cómo unos
serían demasiado blandos para que el animal aprendiese algo y de cómo con otro
podíamos causarle un daño excesivo por su dureza extrema.
Con
aquellas risas, del monólogo, y las que nos regalaba en cada clase, quiero
recordar a Paco, el alcalde que me dio clase en el instituto.
Un
servidor hoy día está estudiando un Máster de Formación del Profesorado para
Educación Secundaria y en unos meses estará haciendo las prácticas en aquel
mismo centro donde conoció a Paco Segovia. Posiblemente la influencia de
aquellos magníficos profesores que tuve –entre los que cuento a Paco Segovia-
sean la causa de que esté en este camino profesional.
Gracias a todos y especialmente hoy a Paco.
Gracias a todos y especialmente hoy a Paco.
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