martes, 21 de enero de 2014


VINIA



Pasearé por tus oscuras calles,

por las que anduve perdido,

a veces como sombra,

otras muchas buscándote

como unidad

de mí arrancada.

 

Tu presencia acuerda vida e instinto,

aquella que acariciaba deseos

de no ser como ceniza olvidada:

ojos

manos

cuerpo.

 

                  Alma.

 

Yo quería limpiar las cicatrices

de tu ausencia en mi vida

y sólo encontré una ciudad desierta.

 

Sombras que se alargan hasta la muerte.

 

Eso sí, se distinguen, novedosos

y brillantes, púlpitos de rencor,

feroces aguijones,

del espíritu sumisos andrajos

que cultivan miserias,

mientras conciertan

exánimes boqueadas de voces.



FRANCISCO SEGOVIA SOLANA
Dialogismo






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