domingo, 23 de agosto de 2015

VILLARROBLEDO, CABEZA DE PARTIDO JUDICIAL.


Estamos comiendo. Suena el teléfono. Un teléfono rojo de botones que hay junto a la mesa camilla. Es 29 de Abril de 1988. Mi padre acaba de regresar de Madrid. Se va los lunes y vuelve los viernes, así desde 1982, cuando fue elegido por primera vez diputado a Cortes. Algún ayudante de Bono le informa de que el Presidente quiere hablar con él. ¡Paco! – Le interpela-. Las buenas noticias las daba él. Con entusiasmo, naturalmente. Presidente – dice mi padre-.  Aunque fueron compañeros de escaño durante un tiempo guarda la cortesía. Seguramente así lo hacían todos, también los que eran íntimos suyos. Acaba de terminar el consejo de ministros. Enhorabuena, ya tenéis partido judicial en Villarrobledo. La decisión ha sido salomónica y la ha tomado Alfonso Guerra, un juzgado de primera instancia e instrucción para vosotros y otro para La Roda –explica-. ¡Es una gran noticia! ¡El esfuerzo ha merecido la pena! – dice mi padre con visible alegría-.

Al día siguiente, 30 de Abril, el PSOE celebra su tercer congreso regional en Toledo. En un pasillo atestado de delegados e invitados –se ve a José María Barreda, casi un muchacho, con unas gafas enormes- se encuentra con Fernando Ledesma, toledano ministro de justicia. Mi padre es un hombre joven, apenas cuarenta y cuatro años, delgado pero corpulento. Se abrazan. Quizás con ímpetu desmedido. Yo diría que especialmente impetuoso mi padre. Muchas gracias Fernando – Casi gritando, exultante-. Era lo razonable, así lo ha entendido el Consejo de Ministros. Me alegro, Paco. – Acierta a decir-.

Agustín Sandoval cuenta en Historia de mi pueblo que tras décadas de reivindicaciones, en 1989 Villarrobledo consigue ser cabeza de Partido Judicial. Como lo que no se cuenta no existe me parecía necesario contar esto, ya que no lo hizo, o no con el énfasis o la amplitud que merecía, su protagonista. Y lo que Sandoval deja innominado, propio de la lógica del tiempo o consecuencia de unas reivindicaciones no muy tangibles, merece tomar cuerpo -o eso creo yo-.

En el nomenclátor del Conde de Floridablanca, ministro de Estado, de 1785, se establece la división de España en provincias. En él Villarrobledo queda como Villa realenga (dependiente jurisdiccionalmente del rey) del partido judicial de Alcaraz, en la provincia de La Mancha y administraba justicia un alcalde ordinario (de primera instancia). En Noviembre de 1833 se divide el territorio en provincias y por Real Decreto de 21 de Abril de 1834 éstas se dividen en partidos judiciales, quedando Villarrobledo inscrito en la provincia de Ciudad Real, partido Judicial de Alcázar de San Juan. Por Real Orden de 24 de Marzo de 1846, se incorpora a la provincia de Albacete, partido judicial de La Roda. Situación que se mantiene durante casi ciento cincuenta años, hasta que en Enero de 1989, tras los trámites parlamentarios oportunos se aprueba y publica la Ley que como Proyecto aprobó el Gobierno un 29 de Abril de 1988.

Hace aproximadamente 10 años Kiko interviene en una mesa redonda celebrada en el Círculo de Bellas Artes en Madrid. Uno de estos actos que se celebran en la Europa rica, alejada del calor de las llamas, donde se analiza científica y cómodamente lo que pasa en lugares donde la vida acontece de forma más dramática. La mesa la organiza la ONG en la que trabajaba –MPDL-, y el tema es la antigua Yugoslavia –Kiko vivió durante años en Bosnia y tiene un conocimiento profundo del conflicto y sus secuelas-. En la mesa hay otros tres ponentes, uno de ellos el magistrado del Tribunal Supremo Fernando Ledesma. Al terminar el acto se le presenta mi hermano. El ex ministro no duda ni un momento y recuerda el episodio. Según me cuenta se echa las manos a la cabeza y exclama ¡Qué paliza me dio tu padre!

Efectivamente en 1989 Villarrobledo pasa a ser cabeza de partido judicial pese a no cumplir con el modelo general que la Ley, en su Preámbulo, prevé, esto es, con una circunscripción  de un mínimo deseable de 50.000 habitantes –el nuevo partido judicial de Villarrobledo apenas llega a 30.000- y con un Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, dotación que se reveló insuficiente desde el primer momento, razón por la que hace en torno a 10 años se completó con otro juzgado más.