domingo, 6 de abril de 2014

EL PENSAMIENTO DE PACO.

Francisco Segovia Solana –Paco Segovia– nació en la C/ Propietarios nº 1 en Villarrobledo el día 8 de diciembre de 1943 según cuenta su madre en una vieja libreta. Paco fue el segundo hijo además de dos hermanas. Al poco tiempo de nacer la familia se trasladó a la C/ Claudio donde viviría prácticamente toda su infancia. Durante este periodo asistió a la escuela primaria. A la edad de 13 ó 14 años ingresó en el Seminario de Hellín. En 1956 la familia cambió de domicilio, trasladándose a la C/ San Cristobal nº 7, en las “Casas Baratas”, en esta nueva dirección Paco tendría la domiciliación familiar y sólo visitaría en vacaciones. La etapa de seminarista finalizaría en 1962-63 junto con los estudios de bachillerato, en este momento regresa a Villarrobledo por un periodo corto de tiempo, para volver a marcharse, en esta ocasión a Madrid a estudiar. 
La estancia en Madrid no fue un periodo fácil, porque para poder completar los estudios de Filosofía y Letras debió compaginarlos con distintos trabajos. Durante la década de 1960, Paco, además de estudiar y trabajar, su experiencia vital en Madrid le forjaría intelectual y políticamente. Lejos quedará la formación religiosa, que sin renunciar a ella, sí supondrá una evolución existencial. Los progresivos cambios que se fueron produciendo durante los años sesenta, por lo que de transición supuso esta década. Paco se imbuirá de las nuevas ideas laicas, formará parte de grupos de renovación social y política que surgieron durante estos años, participará en los distintos actos a favor de la libertad, la amnistía y la democratización política y social. Paco no estuvo en la primera línea, pero colaboró activamente en el cambio social y cultural que se fraguó y que tanta importancia tuvo para la década siguiente.
Cambios que se constatarían tras su regreso definitivo a Villarrobledo, en 1.975, en un Paco Segovia profesor y político. En el profesor, porque trajo al Instituto Virrey Morcillo, al que llegó aquel año como profesor interino, las nuevas aportaciones pedagógicas: la enseñanza como actitud ante la vida; y, en lo político, porque sus aportaciones irían orientadas a introducir los nuevos valores democráticos, de acuerdo a los nuevos tiempos y las circunstancias propias de los años setenta, sin que ello supusiese una ruptura con la tradición política socialista a la que pertenecía.
Los “mimbres” de los que se valía Paco para la construcción de su discurso didáctico, poético y político no son fáciles de sintetizar dada su vasta formación cultural. A a pesar de ello podemos encontrar unas constantes que nos remiten a un universo simbólico amplio y diverso. El profundo conocimiento de la cultura clásica, la renovada lectura de los pensadores y escritores contemporáneos nos muestra un mar de matizaciones intelectuales que se reflejan en los distintos escritos y discursos pronunciados en su dilatada carrera política. Si alguna constante podemos encontrar en el discurso de Paco y que, además, fuese común a toda su producción intelectual y política esta sería su visión existencialista, en términos antropológico y filosófico del término. Existencialismo que adquiere sus referencias más importantes en las condiciones de vida que el ser humano vive y las formas de superación que produce. Es en esta relación causa efecto en la que se plasmará dicho existencialismo.
Podría decirse que Paco entendía la Vida como un camino, en contraposición a quienes la entienden como el movimiento dentro de los límites de lo establecido. De aquí que el camino se manifestase en él como una actitud vital hacia el Progreso. Siempre con la Memoria como experiencia acumulada para orientar el camino hacia lo desconocido. Bien entendido el Progreso, según se desprende de sus discursos, como la valoración integrada de proyectos, el valor de progreso en una comunidad se obtendrá, por tanto, de la capacidad de alcanzar consensos para hacer compatibles los distintos proyectos vitales, esto es, que nadie se sienta desplazado en la comunidad que vive. El Progreso será reconocible, por tanto, por la capacidad desplegada por su sociedad para facilitar la convivencia de las distintas sensibilidades. De aquí la importancia que le otorgará Paco a los valores como la amistad, el trato próximo con los Otros, la búsqueda de la felicidad, etcétera, los cuales jugarán un papel fundamental en la actitud de su comportamiento como profesor y como político con responsabilidad de gobierno.
Paco Segovia fue un político de abajo, del pueblo, que siempre emprendió su acción política a partir de Villarrobledo, nunca renegó de su pueblo. Contribuyó a la refundación del Partido Socialista Obrero Español en Villarrobledo y en la provincia. Ocupó cargos de elección y de designación: fue Concejal del Ayuntamiento de Villarrobledo en 1979, diputado provincial y portavoz del Grupo Socialista en la primera Corporación de la Diputación de Albacete, institución de la que fue Presidente entre 1999 y 2001, Diputado a las Cortes durante dos legislaturas, Delegado de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha; pero si por algo se le recordará a Paco será por ser Alcalde de Villarrobledo.
Fue el acalde del pueblo, atendió y escuchó a todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas, asociaciones, barrios, centros educativos y, en definitiva, todo aquél que quisiese hacer algo por Villarrobledo o necesitase ser escuchado. Contribuyó a que Villarrobledo no fuese uno más de los municipios de Castilla-La Mancha, sino que consiguió trabajar para que fuese una población con futuro a la altura de las más prósperas de la región. La política, como Paco decía, “actividad noble, si noble es quien la empeña”, la entendió como una herramienta para hacer camino y progreso para el Pueblo; sin embargo la política también tiene otra cara, la que se ejerce desde el interés del poder, se trata de la política de “los interesados, de la gabela y de los sumisos que no de los leales” que le llevaron a abandonarla, y quizás a la decepción.
El ejercicio del gobierno lo fundamentó en el impulso de aquellas áreas políticas que más podían contribuir a alcanzar mayores cuotas de libertad, igualdad y solidaridad. Así podemos destacar las siguientes: la Sanidad será un pilar fundamental en su acción política, de aquí por ejemplo se pueden citar su labor en favor de la creación del Centro de Atención a la Salud (CAS) en la Diputación de Albacete cuando fue Diputado responsable de Sanidad en la Corporación Provincial de 1979-83, también, cómo no, las distintas gestiones para conseguir que Villarrobledo dispusiese de los mejores servicios sanitarios que en cada momento se podían implantar, sin perder de vista que Villarrobledo desde siempre ha precisado un Hospital. La Cultura, entendida como un recurso que contribuyera a la democratización del pueblo, de aquí el apoyo al Cultural Albacete y a la Universidad Popular; la Educación porque favorecería la movilidad, pues a través de ella cualquier persona podrá prosperar según sus aspiraciones y no por la condición familiar; y la solidaridad mediante los Servicios Sociales pues nadie debía quedar abandonado a su suerte cuando las condiciones económicas no fuesen benévolas. 
Todo ello, teniendo en cuenta que desde la condición de Alcalde por sí sólo no se podía conseguir, Paco disponía de una habilidad muy singular para trabajar con los representantes de las demás administraciones, en el sentido de saber convencer de la necesidades que tenía su pueblo y los recursos que se precisaban para que Villarrobledo no quedase descolgado del progreso general; ello incluso cuando el PSOE estaba en la oposición.
Desde que abandonó el ejercicio activo de la política, Paco pudo dedicar tiempo a algo que era para él más que una afición, tal vez un vehículo del tiempo: escribir. Los recuerdos, la soledad, el amor, la muerte y un personaje, Don Quijote, fueron continuas referencias en sus escritos, como puede comprobarse en su único libro publicado, un conjunto de poemas bajo el título “Dialogismo”. 
En definitiva Francisco Segovia Solana, conocido por sus conciudadanos, vecinos, su pueblo, como Paco Segovia fue una persona que se esforzó mucho por su formación, disciplinado para no actuar por impulsos e intuitivamente, libre porque ejerció la crítica y porque no vivió ni necesitaba la sumisión para llevar a delante su proyecto vital. Paco fue un político porque creía firmemente en la condición humana y la libertad del ciudadano, que hizo por su pueblo todo lo que estuvo en su mano, que actuó porque disponía de criterio para valorar qué hacer y cómo proceder; porque la condición de Alcalde la ejerció para todos sus ciudadanos, los que le votaban y los que no; practicó el sano ejercicio de escuchar y buscar mecanismos que facilitasen el consenso sin hacer dejación de su responsabilidad como Alcalde. Paco Segovia fue un hombre íntegro, comprometido y bueno en el sentido machadiano de la palabra.

ANTONIO SANTOS SEGOVIA